Notas y reseña de Thinking on Bets

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Leí Thinking in Bets escrito por una profesional en tomar decisiones: Annie Duke, y me parece un muy buen libro para educarte si eres muy indeciso.

Me enseñó un concepto que no conocía y varias técnicas para decidir mejor y rápidamente. Además, me educó sobre los sesgos que tenemos naturalmente que pueden afectar nuestras decisiones.

Portada Thinking in bets

Resulting

Uno de los conceptos con los que abre el libro ese el “resulting”, la tendencia a correlacionar la calidad de las decisiones con su resultado. Es cierto que nuestras decisiones pueden influir en el resultado final de una situación, pero no lo determinan.

El ejemplo más obvio es: estoy muy borracho y decidí irme a mi casa manejando, llegué muy bien y no pasó nada. Es un buen resultado, ¿quiere decir eso que fue una buena decisión manejar borracho? NO.

Esta tendencia nos deja lecciones engañosas acerca de las acciones y decisiones que tomamos, y no nos permite aprender de las decisiones y de cómo mejorarlas.

Entonces, el primer paso para aprender a tomar mejores decisiones es deshacerte de la ilusión de que todo está bajo tu influencia y si tomas una decisión perfecta, todo va salir bien.

Las buenas decisiones pueden resultar en algo perjudicial, debido a las circunstancias. Y las malas decisiones pueden resultar en algo bueno, haciendo que nos demos un crédito que no merecemos y nos perjudica.

“Las decisiones son apuestas en el futuro, y no están bien o mal basadas en si resultan bien en cierta iteración”

Cuidarte de ti mismo

Para aprender a tomar buenas decisiones y mejorar en muchos aspectos de la vida, creo yo, hay que estar conscientes de dos sesgos cognitivos que nos aquejan a todos:

  1. El sesgo de la auto-servidumbre. Somos nuestros mejores promotores, nuestros más grandes apoyadores y no queremos hacernos sufrir en ninguna ocasión. Pero esta tendencia nos lleva a evitar cosas que son dolorosas en el momento, como reconocer un error y que nos pueden llevar a aprender. Así que la tendencia normal es culpar de los errores y problemas a cosas externas y asignarnos el crédito por las cosas buenas. Esto también nos hace cuidar mucho la imagen que tenemos de nosotros mismos y buscamos eliminar todo lo que la manche.

  2. La comparación con los demás. Siempre, conscientemente o no, nos estamos comparando con los demás, generalmente con nuestro grupo más cercano. Hayamos y asignamos nuestro valor relativo a este grupo. Por ejemplo, para sentirnos más ricos no nos comparamos com Bill Gates o Warren Buffet, sino con los vecinos y familiares. Con respecto a ellos es como sentimos que nos va económicamente. Si nos comparáramos con Bill Gates todo el tiempo nos sentiríamos unas cucarachas.

Annie Duke propone que es imposible deshacernos de estos sesgos porque nuestro cerebro está físicamente configurado así. Lo que sí podemos hacer es cambiar las cosas a las que asignamos valor. Ejemplo: en vez de valorar no equivocarnos al tomar una decisión, podemos dar valor a la forma en que reaccionamos cuando una decisión no sale como esperábamos. Y al compararnos con los demás podemos asignar valor a ser más abiertos, reconocer más rápido los errores, etc. Yo he aprendido que también es posible luchar contra la tendencia a compararte con los demás, comparándote con tu yo del pasado.

¿Qué es una buena decisión?

Según la autora una buena decisión es es aquella que siguió el proceso adecuado. Tomamos en cuenta:

  • La información que teníamos disponible
  • Un intento de representar la realidad lo más exactamente posible
  • Tener un aproximación de qué tan inseguros estamos de que algo va a suceder
  • Consultamos con personas que nos ayudan a pensar mejor y que nos pueden pedir cuentas de las decisiones que tomamos
  • Pensamos en las consecuencias
  • Intentamos deshacernos de los sesgos cognitivos que pueden afectarnos

Abrazar la incertidumbre

Decir “No lo se” no está tan mal como nos lo hicieron creer en la escuela. De hecho ma mayoría de la información sobre el mundo y sobre diferentes situaciones está allí.

Para decidir mejor debemos reconocer esta ignorancia y tratar de eliminarla, obteniendo la mayor cantidad de información posible.

También tenemos que reconocer que a veces lo mejor que tenemos son probabilidades. Entonces, saber que sólo tenemos conocimiento de que es probable que algo pase y que no ocurra, nos ayuda a ser más comprensivos con nosotros mismos.

La autora poner un ejemplo: imagínate que tiene una mano de poker con muchas probabilidades de ganar, decide apostar alto, pero pierde. ¿Fue una mala decisión?

¿Quieres apostar?

Un punto que se resalta en el libro: las decisiones son siempre apuestas. Las apuestas están basadas en probabilidades, elecciones, riesgos y creencias. Y se pierde o se gana algo cuando se hacen.

Lo mismo exactamente pasa con nuestras decisiones. Cuando elegimos actuar de una forma, estamos dejando del lado todas las otras cosas que pudimos haber hecho, o podemos perder o ganar bienes materiales literalmente.

Una forma muy interesante de hacer que alguien (tú mismo) piense y respalde su decisión es preguntándole (te): ¿Quieres apostar?. Cuando apostamos, tenemos que ponerle un valor a qué tan seguros estamos de lo que estamos decidiendo.

Creencias

Tenemos que reconocer que mucha (casi toda) de la información que tenemos son creencias:

  1. Oímos algo
  2. Lo asumimos como verdadero
  3. Algunas veces, si tenemos las ganas o el deseo, lo verificamos y determinamos si es verdadero o falso lo que pensamos.

Actuamos de esta forma porque consume menos energía, es más eficiente.

“Las personas son criaturas crédulas que encuentran fácil creer y muy difícil dudar.”

Lo peor de las creencias es que buscamos mantenerlas, aceptamos mejor la información que se alinea a ellas y desechamos la que no. Incluso procesamos la información de acuerdo con lo que creemos. Reconocer y luchar contra esto, verificar nuestras fuentes, dudar de lo que sabemos y asignar un nivel de certeza a lo que sabemos nos puede ayudar a tomar mejores decisiones.

Verificar las decisiones

Algo que tenemos que aprender a hacer es a verificar cómo tomamos una decisión:

  1. Revisar las creencias que nos llevaron a tomar esa decisión
  2. Revisar los resultados: intentar entender qué es por causas conocidas y qué es por suerte
  3. Pensar si los resultados pueden ayudarnos a actualizar nuestras creencias
  4. Repetir

Esto tiene que ver con el ciclo de los hábitos, aplicar esto y modificar nuestro cerebro por pensar que un decisión exitosa es aquella que a parte de seguir el proceso, verificamos después de tomada.

Arma tu grupo de decisiones

Una de las cosas que más se resaltó en el libro es la importancia de tener un grupo de personas que te ayuden a tomar mejores decisiones. Con este grupo debes tener acuerdos que les permitan ser sinceros, cuestionar las decisiones que se toman, ayudarte a detenerte cuando no vayas por buen camino y con los que busques acercate a la verdad lo mejor posible.

Accionables

¿Qué acciones creo que puedo tomar para mejorar mis decisiones?

  • Analizar lo que doy por sentado y darle un valor probabilidad de que sea cierto
  • Construir un grupo de personas con las que pueda consultar y que puedan auditar mis decisiones, que entiendan estos conceptos
  • Cambiar el hábito de conectar directamente los resultados con la calidad de la decisión
  • Cambiar la fuente de la recompensa del ciclo del hábito de las decisiones: en vez de que sea el resultado, debe ser el proceso se la toma de decisión
  • Crear un registro de decisiones

Conclusión

Es un libro que te va a enseñar un montón de cosas sobre diferentes temas. Si tienes tiempo te recomiendo darle una leída a fondo.

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